martes, 16 de noviembre de 2010

Una siesta feroz

UNA SIESTA FEROZ. Un cuento de muchos sueños, es el resultado que se obtiene al sumar el talento y la generosidad de un grupo de amigos, todos ellos relacionados con el mundo del arte y la literatura.

Alberto Hernández, dibujante de cómic e ilustrador grancanario, rescata una serie de ilustraciones infantiles –que en su día realizó por petición de su hijo–, las retoca e incluye otras nuevas para crear un cuento infantil y colaborar –con los beneficios que deriven de su venta– con la Asociación Padres Unidos Pequeño Valiente, una entidad benéfica sin ánimo de lucro, creada por padres y madres de niños enfermos de cáncer del Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria. Para ello, encuentra en Jorge Liria, editor de Anroart Ediciones, un aliado perfecto que participa en el proyecto cuidando y facilitando la edición. Y con la ayuda de 11 amigos, todos ellos profesionales del arte, la docencia, y la literatura: Alexis Ravelo, Yeray Rodríguez, Mayte Ramos Lara, Pipo Hernández Rivero, Patricio Ducha, Ángeles Jurado Quintana, María Hernández Martí, Esperanza Pamplona Blasco, Ana Melián Suarez, Antonio Becerra Bolaños y Anna Buil i Feliu, nace un cuento ilustrado de factura impecable; gracias, entre otros, al trabajo de Estudio Nexo SL, encargado del diseño y la maquetación.
En definitiva, un grupo de amigos se reúnen para dar forma a un cuento cargado de sueños, esperanza y fantasía. Aportando así su granito de arena a la Asociación Padres Unidos Pequeño Valiente, y por ende a los niños enfermos de cáncer, y ofreciendo al público en general un estupendo regalo de navideño.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Pequeño Valiente

Esta es una adaptación del logo de la Asociación Padres Unidos Pequeño Valiente. Necesitábamos cambiarla para que encajara en un nuevo trabajo que estamos realizando un poco a escondidas y del que no puedo hablar mucho más. Dentro de muy poco tendrán noticias mías. Hasta entonces, pueden visitar su web.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Eduardo González es un dibujante talentoso.

No es que yo esté ahora descubriendo nada nuevo, pero como reza el dicho: blanco y en botella...
Hace ya mucho tiempo de esto; yo todavía vivía en Valencia. En uno de mis saltos a Barcelona, cuando todavía el Saló se hacía en la Estación de Francia, lo conocí a él y a otros autores de las islas, y en un principio por hacer piña más que por otra cosa, nos juntamos y entre birra y birra opinábamos de nuestro trabajo. Ya en aquellos momentos, enchufados a la ilusión y a la esperanza, sobresalía el estilo novedoso y personal de Eduardo.
Ha llovido mucho desde entonces, cada uno ha seguido su camino y yo fui el que más se apartó de todos ellos (vivo en la otra isla). En verdad, el camino de ellos se fusionó en forma de empresa de diseño e ilustración, Cocain para más señas.
Durante parte de ese recorrido, me consta que Eduardo lo paso mal. Es curioso cómo la mediocridad intenta disfrazarse de genialidad anulando a su único adversario: el verdadero talento. Y como ya he dicho, Eduardo lo tenía, lo tiene. Eduardo, en ese via crucis patético al que fue sometido siguió trabajando a horcajadas, sacando fuerzas de no sé donde.
Aquello pasó como casi todo... y como todos en estos momentos, pelea para llevarse algo de trabajo y seguir adelante. La cuestión es que Eduardo como creador de tiras de prensa está creciendo enormemente, madurando profesionalmente y su línea tiene una pegada fantástica. No se parece a nada de lo que hay actualmente en el panorama nacional y no le debe nada a nadie. Desde mi subjetivo punto de vista; por supuesto, está por encima, muy por encima, de cualquier dibujante de prensa del archipiélago, todos malas copias de Ibáñez, Quino y El Roto.
A los propietarios y directores de periódicos les debería dar vergüenza. Creo que es una prueba clara de estupidez dejar que un talento como el suyo no tenga un espacio claro y con una remuneración a su altura.
Al final pasará como siempre, algún listo de fuera, lo pillará, le pagará lo que le corresponde y lo colocará donde debe estar... y yo me alegraré por ello.
Suerte amigo.